Un láser se enfoca hacia un punto focal ideal, donde interactúa con tu material haciendo una marca, grabando, cortando o lo que sea necesario. Donde se encuentra con el material, el láser crea una forma, que se denomina punto láser.
Si apuntas con una linterna a una pared de frente, el punto que ves desde la linterna es circular. Si golpea una pared en ángulo, el punto se vuelve elíptico o tiene otra forma. Cuando está más lejos de la pared, la luz se atenúa y el contorno se vuelve borroso (el foco).
Lo mismo se aplica a un láser, sin embargo, como un láser se utiliza para interactuar de un modo específico con una superficie, el efecto sobre el punto láser resultante es mucho más crítico.
Cuando un punto láser se deforma o pierde el enfoque, la potencia, el enfoque, la eficacia y la forma se ven afectados, lo que da lugar a una menor calidad del punto. Esto produce resultados no deseados.